El mundo entero es como una única familia bajo un mismo techo; en ella no hay ni un solo extraño. Creemos un cielo próspero y feliz en la tierra tan pronto como podamos. Pensad siempre así. Unamos las manos y busquemos la armonía; unid las manos conmigo y pongámonos de pie juntos. No debemos luchar más; luchar es terriblemente peligroso. Debemos eliminar las luchas y las guerras de nuestro mundo. Necesitamos técnicas de armonía.(O Sensei)

 (Todas las citas en negrita y cursiva pertenecen a O Sensei)

 

¡De nuevo la barbarie, de nuevo el odio! De nuevo la pena, de nuevo el dolor…

¡De nuevo el llanto!

De nuevo el corazón roto…

De nuevo la indignación pugnando por corromper los principios de armonía y amor…

De nuevo se manifiesta con tremenda dureza la enfermedad que pudre al ser humano.

Y esta vez golpeando aquí, en la puerta de al lado. En la hermosa y amada Barcelona…, y en la no menos bella Cambrils.

¡Mi más profunda solidaridad, mi amor y mi sentimiento más hondo y sincero!

¡Unid conmigo las manos y pongámonos en pie!

 

Y de nuevo la duda:

No sé qué me duele más, si el miembro cercenado, o el saber que somos capaces de atentar contra nosotros mismos tan fría y arbitrariamente…

La enfermedad del mundo:

El odio, el egotismo…

¡Ignorancia!

Hoy lloro por este horrible acto; ayer, lloré por quienes se ahogaron tratando de buscar una vida mejor; anteayer, por los que murieron intentando  salvar fronteras marcadas por nosotros mismos, muros, barreras levantadas por nosotros contra nosotros, huyendo de una barbarie de mayor envergadura aún: la guerra, la hambruna, la miseria, la opresión.

Lloro porque las armas con que nos matamos salen de nuestras propias manos.

Producen  enormes beneficios económicos.

Lloro por saber que tras toda esta locura, estamos también nosotros.

No hay un único responsable. ¡Todos somos responsables!

Podemos disimular, buscar justificaciones, escondernos en las particularidades y las múltiples ‘razones’… Pero, en el fondo, en realidad: ¡todos somos responsables!

Lloro al saber que mueren millones de niños; millones de árboles, millones de forma de vida de todas clases. Lloro por los mares y ríos contaminados. Muertos. Lloro por la desertización, por el calentamiento que destruye los hielos…, que ya no son perpetuos.

¿Qué hay detrás de toda esta sinrazón?  

¿Quién la produce?

Me pregunto: ¿no es todo eso otra forma de terrorismo?

¿Qué lo provoca? :

La ignorancia intelectual y espiritual. La ignorancia supina.

Lloro ahora  por el golpe recién recibido

Pero, ¿y mañana? ¿Qué haremos mañana cuando el dolor se olvide? ¿Cómo pensaremos, cómo actuaremos?

Lloro por lo fácilmente que olvidamos.

Hoy el sentimiento está a flor de piel, vivo, activo. Los medios de comunicación nos recuerdan repetidamente lo ocurrido… Mañana, también ellos lo habrán olvidado y se volcarán en busca de otras noticias que aumenten las audiencias y los lectores…

Todos los días son días de duelo y todos los días son días de gloria. Todos los días muere y nace alguien. Todos los días tiene lugar la representación del continúo ciclo de la vida y la muerte.

Tenemos una obligación personal, una tarea asignada desde que nacemos, una responsabilidad: nosotros mismos.

El secreto del Aikido es expulsar toda la maldad de nuestro corazón.

Por ahí hay que empezar… Y terminar.

Cada cual debe ocuparse de hacerse mejor, de acabar con su propia ignorancia y conocer la VERDAD, ¡no su verdad!, la VERDAD. Cada cual ha de trabajar en despertar el amor y la armonía que duermen en su corazón -en todos los corazones-, en expulsar de él la maldad.

¿Cómo es posible expulsar la maldad de nuestro interior, purificar nuestros corazones…?

Los seres humanos realmente contienen todo el universo en su interior, pero cada individuo necesita darse cuenta del principio  de retorno al Uno. La expresión “retorno al Uno” es la clave de la realización.

El mundo entero es como una única familia bajo un mismo techo; en ella no hay ni un solo extraño.

Todos somos miembros de un mismo cuerpo. Esta es la base. No somos distintos ni mejores que otros. Todos formamos parte de la Unidad.  ¡Todos! ¡No hay ni un solo extraño! Ayer, de boca de personas con una vida apacible, normal, con su trabajo, sus hijos, lo que se suele llamar buenas personas, pude escuchar expresiones como:“¡Jodidos moros. Dos tiros a cada uno!»…Y otras cosas aún peores que no me parece oportuno repetir. Valga un botón como muestra.

¡¡¡¿¿¿ ???!!!

Entre las muchas cosas que olvidamos, olvidamos que son los propios países islámicos los primeros en padecer las consecuencias del terrorismo de los radicales…; y de las inacabables guerras tras las que hay cantidad de intereses ocultos, y descarados;  y de eso que damos en llamar estrategias geo-políticas… Y de tantas otras cosas.

El odio se alimenta de odio. No se puede combatir al odio con odio. La única respuesta posible y verdaderamente eficaz ante el odio, es el AMOR.

Es normal sentir indignación ¿Quién es capaz de permanecer indiferente ante semejante atrocidad? Es normal y hasta necesario indignarse. Pero la indignación debe alimentar el rechazo a la violencia, no el deseo de venganza. Nos indignamos para rechazar el terror, no para generar mas terror. Si el odio engendra odio en nosotros, si la violencia genera violencia, estaremos tan enfermos los unos como los otros, los que la producen como los que decimos combatirla. Nos habrán contagiado. Entonces si que nos habrán vencido.

¡Masakatsu Agatsu Katsuhayabi!

“La victoria verdadera
es es la victoria sobre uno mismo aquí y ahora”.

Esa es la auténtica Yihad: la guerra santa que se verifica en nuestro interior buscando vencer, aquí y ahora, al ego, a la maldad, con el amor y la armonía. La lucha entre lo sicofísico y el espíritu que concluye con la unión de cuerpo, mente y espíritu por acción del amor.

Si establecéis vuestro corazón en el bien y en el espíritu de la armonía, los tres mundos de lo Manifiesto, lo Oculto y lo Divino se armonizarán.

Y cuerpo, mente y alma, latirán en un solo latido y serán uno.

Aikido es el ai-ki del cielo y la tierra.

La unión entre el ser humano y Dios.

El verdadero budo no tiene enemigos. El verdadero budo es la manifestación del amor. 

¡Unamos nuestras manos y pongámonos en pie! Alcemos nuestros brazos y en simbólica y amorosa sardana, dancemos todos juntos en solidaridad con nuestros hermanos catalanes. Lloremos con ellos, vivamos con ellos su dolor que es el nuestro.

Pero también, agradezcamos el mal que se nos ha hecho, porque gracias a él somos hoy más amigos, más hermanos aún; MÁS UNO SOLO.

Hoy todos somos  Barcelona.  Somos mejores.

(Quizá nos hacía falta el llanto)

De la oscura y fangosa charca del dolor que la maldad produce, nazca hoy con fuerza incontenible la hermosa flor de loto, símbolo de la pureza del cuerpo y el alma.

Y florezca de nuevo la solidaridad,

de nuevo  la armonía.

de nuevo la alegría.

¡De nuevo el AMOR!

 

 

Lucio Álvarez Ladera

San Lorenzo de El Escorial, 18 de agosto de 2017