* En respuesta al debate abierto por Dani García en el foro que podéis leer pulsando aquí

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4ª) ¿Podemos nosotros hacer algo más que sólo practicarlo y llevar el camino en nuestro día a día y decir que somos aikidokas?

Volvemos a lo anterior:

¿Qué mejor enseñanza que el ejemplo?, ¿qué mejor escaparate?

Practicar cotidianamente, ¿te parece poco? Quizá no entrenas lo suficiente, o tal vez no tengas suficiente compromiso. La práctica sincera de una verdadera Vía, es realmente dura, por eso son muy pocos los que la siguen.

“Camino de los leones de Dios es esta guerra.

Sendero de los puros es esta guerra.

Obra de valientes es esta lucha y este combate,

harto difícil…”.

Si nos dedicásemos, de verdad, a realizar cotidiana y regularmente nuestra práctica, nos daríamos cuenta de que eso es más que suficiente.

No es para aprensivos o pusilánimes.

“Si quieres aprender algo, enséñalo”, mas, ten en cuenta que: Un maestro, solo es un alumno que no ha abandonado.

Uno solo puede enseñar lo que sabe, así que, si no es un farsante, se ocupará, por entero, de aprender lo más y mejor que pueda, para transmitírselo de igual forma, a sus discípulos.

En Aikido las asignaturas principales son la humildad y la sinceridad.

Con demasiada frecuencia se obvian las dos, bien en pro de la difusión, por desconocimiento, o desinterés.

Vencer a otros es algo muy fácil. Lo mismo que siempre habrá alguien que nos supere en alguna actividad, también siempre habrá alguien a quien superemos.

Uno de mis nietos (5 años) corrió una de esas carreras infantiles que se organizan en Navidades. Entró entre los diez o doce primeros. Daba saltos de alegría gritando: ¡gané, gané!, como si hubiese entrado el 1º. Otros habían llegado después. ¡A todos esos los había ganado!

    Vencer a otros es algo muy fácil. Lo que es verdaderamente difícil es vencernos a nosotros mismos, ¡eso, sí tiene tela!

Todos podemos enseñar algo, pero hemos de ser sinceros y limitarnos solo a aquello que sabemos.

Todos podemos engañar, pero siempre honestamente, sinceramente, sin querer dar más de lo que se tenemos. Si queremos enseñar mucho, tendremos que aprender mucho…

Hay que poner todo el esfuerzo que podamos en hacer bien las cosas, por entrenar de verdad. Y luego, todo llegará cuando tenga que llegar. Si hacemos todo cuanto podemos, ¿qué más podemos hacer?, ¿qué más podemos exigirnos? Sea mucho o poco lo que demos, si lo damos todo, ¿qué más vamos a dar?…

Podemos decir que somos aikidokas, ¿cómo no?

¡PODEMOS GRITARLO A LOS CUATRO VIENTOS. PERO DEBE SER VERDAD!