aikido nov.12 006

Soy el dueño de mi cuerpo y de mi mente. Hago con ellos lo que quiero porque me pertenecen. Voy a demostrarlo…



El profesor se saluda con el uke con el que nos ha mostrado unas técnicas. Eso está chupao… Voy a elegir a este compañero nuevo y de paso… 

Vaya, me reclama un compañero de mayor grado…

Saludo. Comienza la técnica… Ooops. Era somen uchi y creo que he iniciado el movimiento del brazo por un lado…. Ufff… qué golpe me he llevado en la muñeca. Mi compañero me dirige… click, cachis, dichoso hombro, espero que no me haga daño… Me dirige al suelo, coloco la mano en el suelo, estira mi brazo… Vaya, buen ikkyo. Me levanto. Caray, le di la espalda al tori…

El profesor me mira y me pongo nervioso. Voy a hacer mejor el somen uchi, que me está mirando. Toma ya, por el centro…uffffff… No bajé del todo la mano, me quedé a media proyección. Vaya churro uchi !!! El tori ha rectificado para poder unirse… Me quedé atrás. Vaya, tori hace tenkan. Giroooo… uf, cómo me ha enganchado el compi… Aaaau! cómo duele nikkyo!!! otra vez al suelo… Uyyyy, casi me cae encima el compañero nuevo, quién le habrá proyectado…!!! Cuidado con el hombrooooo, que este es el maloooo, auuuu, voy a avisar de que ya no cede más mi hombro en el kimen… Plás, palmada al suelo. Guau, ha dolido….

Oooops, viene el profe…. Me corrige, vaya charla me está echando. Me indica que el somen uchi tiene que acabar, no quedarse a medio camino, me lo muestra… Bah, chupao, eso lo hago yo… Saludo. 

Allá voy de nuevo… Proyección hasta el final… Vaya… Nuevamente por un lado… jo, no hay manera… Me dirige el compañero, me engancha…. aaarrrrrg, como tensa el tío este, voy cediendo… eso sí que es un sankyo… Vuelvo al suelo… uffff, mi hombro… será bestia… ¿Me pide que relaje…? ¡ Si estoy relajado ! Ah, no… mira, si puedo relajar más… Me pide que relaje maaaaás? Imposible!!! Cómo era lo de soltar el aire? 

Buah, llevo tres técnicas y aún ni he reparado en la unión con la respiración…

Tori suelta el aire en el kimen… lo suelto yo… Venga, va la cuarta. La siguiente me toca… Vaya, parece que ha ido bien el somen… Mi compañero me dirige, me agarra en proyección… Oh, no, Dios, que es yonkyo… aaaaaaaaau… cómo ha dolido… El tori se ha reido… claro, como a él no le ha dolido… 

Ahora soy tori. Voy a intentar hacerlo muy bien con este compañero veterano… Que viene el somen uchi… uffff, casi me da. Intento dirigir… Vaya, hay choque, a ver cómo arreglo esto. Dirijo… no no no no… ahí no que hay una compañera. Me paro. Vaya, no puedo parar, esto es Aikido, y Aikido es movimiento… Prosigo el movimiento… ¿Me habrá visto el profe por el espejo? Yo creo que no. A ver…? Vaya, se está sonriendo… «Pa mí que me ha visto»… Bueno, el uke ayuda, ya tengo el control en el suelo. 

Arriba de nuevo.. Que viene, que viene… Ahora sin choque.. Uy, qué bien, cómo he cedido de bien. Qué bien lo he hecho… Dirijo y engancho… Ay va, cómo era? Así…? No, eso es sankyo… Uke me ayuda, es un experto, ah, guay… Jo, qué mal… churro nikyo. Proyecto la llave a su centro… Estará hecho? dirijo al suelo… ayyyy, la respiración!!! Otra vez !!!Acompaño al suelo, e intento hacer el kimen. Será así??? Coloqué bien los pies???



( . . . )



CONCLUSION 1:

Soy total dueño de mi cuerpo, me he movido siempre bien, en absoluta unión, sé cómo hacer las cosas y no me equivoco. Mi mente siempre ha estado centrada, nunca se ha dispersado en el dolor, en la intencionalidad, en el «qué dirán», en el entorno…



CONCLUSION 2:

No soy dueño de mi cuerpo, no me he movido bien pese a creer saber cómo es; me cuesta armonizar pese a que parece que la razón entiende y ha asimilado lo que debo hacer. Aún viendo lo que debo hacer, no soy capaz de ponerlo en práctica, porque pongo intencionalidad y predispongo, busco resultados en lugar de símplemente hacer, me molesta el dolor y junto con el orgullo me impiden relajarme. Estoy pensando en que mi compañero, mi profesor, vean que lo hago bien…


Cada uno que elija la conclusión que mejor se adapte a sus vivencias.

Yo, concluyo en que no soy dueño de mi cuerpo ni de mi mente. Sólo soy dueño de mi actitud.

Un saludo

Diego