Una lección – Por Eusebio Ruiz

  “El Aiki no es un arte de lucha o de vencer a un enemigo. Es una Vía en la cual se armoniza a toda la gente en una sola familia.» Morihei Ueshiba.

– ¿Qué es el Aikido? ¿Por qué practicáis Aikido?  Investigar, leer y reflexionar-.

Con estas preguntas terminó una de esas clases que no dejan indiferente a quien practica este arte marcial. El Maestro nos formuló ciertas preguntas y realizó en alto ciertas reflexiones que se transformaron en botellas lanzadas al mar con un mensaje dentro.  Estas han naufragado hasta llegar ahora a su destino. El viaje ha sido largo. Muchas otras quizás se hayan perdido por el camino, pero el Maestro no ceja en su empeño de  seguir día a  día, clase a clase, lanzando  botellas al mar en busca de nobles espíritus, limpios de corazón.  

– El Aikido no es un Arte Marcial, es un Arte del Espíritu.-  

Aquellas palabras nacen fruto de la reflexión del Maestro. Son palabras o conceptos que son transmitidos con toda serenidad. ¿Qué es Aikido? ¿Por qué lo practicas? 

Silencio, cierro los ojos, no escucho nada, solo el latir de mi corazón. 

Aikido es la Vía de la armonía con las leyes de la naturaleza.

 

Ai es unión, armonía, amor.

Ki es energía, fluido vital.

Do es la Vía, el camino a seguir.

 

Estoy en plena naturaleza y escucho el sonido de las hojas de los árboles caer, escucho el sonido del agua, escucho el fluir del río. Y respiro profundamente el olor a campo, olor a chimenea y doy las gracias.
 

Aikido es una forma de vida. No hay lucha, no existe rivalidad, no existe competición. Se busca la armonía del espíritu, se busca silencio, meditación, concentración y agradecimiento. Un pasaje  del libro “El Corazón del Aikido” de Kanshu Sunadomari nos dice:

“Nuestra gratitud puede expresarse mirando hacia el Sol y dando gracias, o mirando a las estrellas y sintiendo gratitud: apreciando un trago de agua en medio del calor de la jornada: dando gracias a los árboles, las plantas  y el verde que nos rodea, y dándonos cuenta que cada bocanada de aire que inspiramos es una bendición(..)”.

 

El Aikido surge de la meditación que cada uno de nosotros hacemos. 

 – Aikido es un estilo de vida, es un camino, es Unión-. 

La práctica del Aikido ha de hacerse con toda tranquilidad, sin rigidez, sin prisa. No hay prisa. No debemos correr, el camino es hermoso y por tanto hay que disfrutarlo. La meta somos cada uno de nosotros. 

El Aikido es saber ceder para unirnos a la acción del otro en su misma dirección. 

M. Ueshiba, nos dice al final de su Testamento Espiritual,

“Ustedes se equivocan si piensan que el Budo significa tener adversarios y enemigos, ser fuertes y hacerlos caer. No hay ni adversarios ni enemigos para el verdadero Budo. Es ser un todo único con el Universo, es decir, estar  unido con el centro del Universo”.

No practicamos Aikido para sentirnos fuertes y valientes, para sentirnos poderosos y ser capaces de vencer. Lo practicamos para sentirnos humildes, para vencernos a nosotros mismos, para sentirnos físicamente bien, para sentirnos vivos, para sentirnos libres.
 

– La práctica del Aikido no sólo consiste en dos o cuatro horas de gimnasio semanales, no. Es algo más, es mucho más-. 

Este mensaje nos debe llevar a acercarnos aún más al Maestro M. Ueshiba.

Entre las 6.00 y las 7.00 de la mañana, M. Ueshiba dedicaba este tiempo a plegarias matinales y meditación. Posteriormente por la tarde entre las 19.00 y 20,00 horas nuevamente tenía plegarias y meditación. 

El Aikido que aprendemos debe ayudarnos a buscar vivir una vida más plena, debe ayudarnos a conocernos un poco mejor y de una forma más espiritual. 

M. Ueshiba nos dice:

“El Budo no consiste en derrotar al adversario por medio de nuestra fuerza. Tampoco es una herramienta para provocar la destrucción del mundo. El verdadero Budo consiste en aceptar el espíritu del Universo, salvaguardar la paz en el mundo y proteger y favorecer el crecimiento de todos lo seres”.
 

– En el Aikido existen cuatro conceptos imprescindible que no podéis olvidar: Postura, Distancia, Unión y Actitud. 

Quizás estos conceptos me han ayudado a ascender un escalón más en mi Aikido. 

El análisis que podríamos hacer de estos conceptos es: 

Primero: Postura.  Mantener siempre la postura en guardia ya sea uno Tori o Uke. Siempre en guardia. Se realiza el ejercicio y tras este, en silencio, volvemos a la posición inicial, posición de guardia. Y siempre en silencio, no dejamos de mirar al compañero. 

Segundo: Distancia. Es imprescindible esta ante cualquier ataque. No podemos estar alejados del adversario ni tampoco demasiado cerca. La distancia nos da seguridad  en la continuidad de la técnica y es imprescindible para la realización de una buena técnica. Sin distancia no habrá técnica. 

Tercero: Unión. Esta unión proviene del universo y sale de nuestro Ki.  La unión conlleva flexibilidad en cada movimiento. – Ser siempre flexibles, no estéis tensos-. Este mensaje es  constante en el día a día de la práctica del Aikido.  No puede dejar de transcribir aquí unas palabras de M. Ueshiba: “Aikido es el principio de la no resistencia. Al ser no-resistentes uno gana desde el principio mismo.” “ En el combate tú debes ser el agua que posee la fluidez, y el adversario  es la roca”. 

Cuarto: Actitud. – Una actitud negativa pudre a todos los compañeros-.

Somos muchos alumnos los que pasamos por el tatami y también son  muchos los que se decepcionan o no valoran lo que se les esta transmitiendo. 

Hoy por hoy y en este siglo XXI que estamos viviendo, acercarse al Aikido, dedicarle tiempo a la práctica, al estudio y a la reflexión, creo que es una gran suerte. 

En el pasaje de un libro leído recientemente y cuyo titulo no recuerdo, el autor dice:

“Ahora creo firmemente que al principio somos nosotros los que escogemos la vía, en este caso Aikido, pero con el tiempo es el propio Aikido el que nos elige a nosotros”.

Sólo entrenando y practicando, reflexionando y meditando podremos encontrarnos a nosotros mismos. Podemos encontrar nuestro Aikido. Podremos se un poco más libres.                                                                

Eusebio Ruiz.
(Alumno AFAMADRID)