La deportivización del Aikido ……………. Por Luis de la Torre.
Existen, desde hace tiempo entre los practicantes, diferencias de criterio sobre si el Aikido debe pertenecer, someterse y en definitiva estar dirigido o no por entidades de índole deportiva (federaciones, Consejo Superior de Deportes, etc.) acogiéndose a sus regímenes y condicionantes legales (nueva ley del deporte).

Actualmente hay un nutrido grupo de aikidokas afiliados a la Federación Española de Judo, la cual pertenece al C. S. D. y funciona como entidad de carácter deportivo. Es cierto que la sección de Aikido de la mencionada Federación no organiza competiciones ni eventos deportivos, pero en virtud de la filosofía del verdadero Budo, tal y como el Maestro Ueshiba propugnó, no parece suficiente.

Transcribimos textualmente palabras de Kisshomaru Ueshiba extraídas de su libro «El Espíritu de Aikido»:

«… el Aikido se niega a convertirse en un deporte competitivo y rechaza todo tipo de certámenes o de concursos que incluyan las divisiones por pesos, las clasificaciones basadas en el número de victorias y la recompensa a los campeones, pues entendemos que estas cosas sólo alimentan el egoísmo o la egolatría y la falta de interés por los demás. La gente se deja seducir por la gran tentación que suponen los deportes combativos -todo el mundo quiere convertirse en vencedor-, pero no hay nada más perjudicial para el Budo, cuyo último propósito es liberarse del yo, conseguir el no-yo y consumar así lo auténticamente humano».

Como quiera que continúa la pugna al respecto, nos proponemos a partir de aquí, haciendo un pequeño viaje por la filosofía del Aikido según su fundador a través de los ideogramas AI-KI-DO exponer la imposibilidad de que el Budo tenga relación alguna con el deporte, comenzando por el último, DO, que en definitiva define lo que es este arte: La Vía.

 

El Budismo Mahayana enseña que no tiene sentido el despertar individual. Lo realmente necesario es un despertar universal de todos los seres, ya que el concepto del Yo es únicamente una trampa de nuestro ego. El Yo no tiene existencia en sí. Todos somos uno, no hay separación ni diferencia. El amor universal es, por tanto, no algo doctrinal en el Mahayana, sino una necesidad, casi un «instinto». El mayor exponente actual del Budismo Mahayana hoy en día, es el Zen. El Zen es, sobre todas las cosas, Mushotoku (sin meta ni provecho). Esto significa aniquilar el espíritu de apego, no esperar nada, no querer nada, vacuidad total.

Hace algo más de 100 años nació un hombre, Morihei Ueshiba, que empeño su vida en el estudio del Budo y en la búsqueda de una última verdad espiritual. En su camino recibió influencias diversas pero posiblemente la más determinante fuese la producida por una nueva secta religiosa, la Omoto-Kyo. La mencionada secta podría encuadrarse dentro del Sintoísmo pero con aportaciones del Budismo Shingon. Sin embargo, y a pesar de las grandes diferencias aparentes entre esta vertiente religiosa y el Mahayana, el fundador del Aikido formuló los siguientes cinco principios:
El Aikido es el camino que reúne a todos los caminos del Universo desde la noche de los tiempos, es el Espíritu Universal que contiene y une a todos los seres.

El Aikido es la verdad enseñada por el Universo que debe regir nuestra vida en la Tierra.

El Aikido es el principio que une a la humanidad con la Consciencia Universal.

El Aikido alcanzará su objetivo supremo cuando cada ser, después de haber seguido su propio camino, no sea sino uno con el Universo.

El Aikido es la Vía de la fuerza y la compasión que conduce a la perfección infinita y la gloria divina.
(Extraído de «Aikido: O la armonía de la naturaleza» de Mitsugi Saotome).

Por otra parte, Morihei Ueshiba solía decir:

«Ninguna fuerza exterior puede perturbarme, yo permanezco en calma ante todo ataque, cualquiera que sea su rapidez o estilo. ¿Por qué? Porque estoy vacío, no estoy apegado ni a la vida ni a la muerte. Me remito totalmente a la sabiduría de Dios. Desapegaos de la vida o la muerte frente al enemigo. Haced lo mismo en vuestra vida de todos los días.»

Todo lo anterior, como vemos es prácticamente Mahayana. El Budismo Mahayana tiene millones de adeptos y seguidores en todo el mundo como Vía del Despertar y Camino Espiritual. Como brevemente hemos visto el Aikido, el Takemusu Aiki, es muy similar al Mahayana, casi idéntico.

Entonces surge la pregunta ¿Es el Zen un deporte? Obviamente no. Se puede ser budista o no, pero desde luego a nadie se le ocurre calificar al Mahayana de deporte. Es algo muchísimo más profundo. Es según dicen algunos, la verdadera Vía. Si el Aikido es tan parecido ¿Cómo puede ser esto un deporte?

 

Los occidentales tenemos una tendencia innata, fruto de un contexto cultural y una enseñanza de índole cartesiana, a la conceptualización y la intelectualización de todo cuanto aparece o se nos sugiere. Hay veces, sin embargo, que algo se escapa a este marco intelectual. He leído numerosísimas definiciones de Ki y sin embargo no creo que sea definible, como no lo es Dios o el Amor. Como sea, haremos una aproximación conceptual y diremos que el Ki es la esencia cósmica de la existencia.

Morihei Ueshiba dijo:

«Por medio de la respiración se alcanza la sincronización con el arte del Ki, la fuente de la creación universal. Cuando este arte del Ki, ky no myo yo, se expresa a través del cuerpo, se llama Takemusu Aiki, el soplo, el lazo entre el fuego y el agua, la circulación de la materia en el cosmos. Es la expresión del tiempo y del espacio, de un pulso eterno, de una realidad en la que no existe separación entre espíritu y materia.»

La idea inicial del Ki, tiene su origen en las corrientes metafísicas chinas (Chi). Se consideró como un principio creador del Universo pero de una forma dualista que funciona como Ying y Yang. A través de aquí, surgió la Teoría de los Cinco Elementos y el oráculo del impresionante Libro de los Cambio (El I C`hing).

Diversas disciplinas pretenden desarrollarse a través de la enseñanza del Ki, y ninguna es considerada como un deporte. A saber: ni el Tai Chi, ni el Reiki, ni siquiera el Hata Yoga se catalogan como deportes. A nadie que realice adivinaciones en el oráculo del Libro de los Cambios se le define deportista por ello. Si el Aikido pretende la unión del Ki individual con el Ki universal, ¿Cómo puede ser esto un deporte?

Al comienzo, se mencionó reiteradamente la importancia del Amor Universal en la filosofía del Aikido. El Amor es la base de toda la creación. Sin él no existiría nada. No existiría la vida. Este Amor Universal que forma parte como principio fundamental en la totalidad de las religiones, también lo forma del Aikido.

De este amor universal surge la idea de la armonía de la que fluye el ritmo perfecto de la naturaleza, de la vibración cósmica y desde la armonía aparece la unidad, el Musubi, el proceso de unificación de los contrarios, de cuya existencia emana la propia existencia. El Musubi produce toda la actividad universal, todo el devenir del cambio. La integración de los opuestos es, pues, el principio cosmológico básico del Aikido.

Con esta perspectiva de amor, unidad, integración y armonía ¿Cómo puede ser esto un deporte?